martes, 6 de diciembre de 2011

PRIMER CONTACTO CON LOS TIGRES ASIÁTICOS Y LA ZONA

Viajar por Asia ha sido una grata sorpresa. El sureste asiático me ha sorprendido hasta ahora, pues es muy distinto a como lo esperaba. A veces escuchamos hablar de lugares que nos parecen tan lejanos que no nos tomamos ni la molestia de conocer mas de ellos; por lo menos ese era mi caso: “Bali, donde queda? Que hay que ver ahí? Singapur, ha de ser como China o Hong Kong”.

Recuerdo mi llegada a Bangkok, mi primer contacto con el sureste asiático. Me sorprendió ver tanta modernidad, sobre todo considerando que venía de Nepal, donde persisten niveles altísimos de pobreza y el desarrollo tecnológico aun se ve muy lejano, a pesar de tantos organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales presentes.



Nada más llegar a BKK y ver el aeropuerto, el metro y todas sus pantallas planas y sus trenes súper modernos, caminar por la zona de las embajadas por Sukhumvit Rd, donde también se encuentran algunos de los hoteles más lujosos, entrar al centro comercial de Siam Paragon, con tiendas de los más reconocidos diseñadores, agencias automotrices de Lamborghini, Mercedes Benz y Lotus, una al lado de la otra, me sentí en el país más moderno y occidental del mundo. Subirme al metro y caminar por Khao San Rd. y ver las hordas de turistas y gente occidental porque se ha puesto de moda venir a Tailandia o porque trabajan ahí, me pareció que seguramente habría perdido toda esencia oriental.

Lo sorprendente viene cuando caminas por sus calles, repletas de 7 elevens como ninguna ciudad que hubiera visto nunca y te encuentras con monumentales templos budistas. Observas un poco más de cerca y te das cuenta que la cultura de sus ancestros, influenciados por los hindús y los chinos, aún subsiste muy arraigada, pues su vida se guía, en gran parte, por las creencias que la doctrina budista enseña.

Después de Bangkok y las islas Koh Samui y Koh Tao, seguimos hacia Malasia, a lo que ya les he contado en 2 entradas previas. El 18 de octubre partimos hacia Singapur en compañía de Fran y Rosy, los amigos que conocimos en Koh Tao, como les conté hace un par de entradas.

Es muy fácil llegar de KL a Singapur. Se puede tomar un autobús o un tren que hace aproximadamente 7 horas de viaje Este último fue nuestra elección porque la estación nos quedaba más cerca de hostal en KL y no había diferencia significativa en el precio con respecto al autobús.

Singapur es una ciudad mucho más cara que el resto del sureste asiático, según me ha dicho la gente y he tenido oportunidad de comprobar, con tarifas de hotel que se aproximan a las de algunas ciudades de Europa. La comida, salvo en alguna especie de mercados denominados hawkers, es igualmente cara. Al final, Singapur es una ciudad más moderna, limpia y ordenada que KL y Bangkok, con grandes edificios de compañías transnacionales.

Marina Bay es, desde mi punto de vista, el sitio más entretenido para hacer una caminata, aunque Little India y los Quays también son lugares de interés de los turistas. Los Quays me recordaron a La Isla, el centro comercial al aire libre de Cancún.

Pasamos juntos ahí dos días, hasta que Rosy y Fran se regresaron a Tailandia. Al otro día Gaby y yo tomaríamos un avión a Bali.

Mi último día en Singapur fue el día en que descubrí que odio las aerolíneas porque me di cuenta que siempre se podrán salir con la suya, sin importar si tienen razón (que casi nunca la tienen) o no; pero también pude confirmar, por enésima vez, que uno debe planear aunque sea lo más básico cuando viaja.

Cansado pero orgulloso de haber regateado a muerte con los motores de búsqueda por internet hasta haber encontrado un vuelo relativamente barato a Bali, considerando que lo compramos 2 días antes, estaba listo para experimentar Lion Air www.lionair.com, sin sospechar siquiera que lo barato saldría caro.

Al llegar al mostrador de la citada compañía de transportes aéreos tras una fila de unos 20 minutos, nos impidieron abordar el avión por la misma razón que no me dejaron subirme en Miami. Esta vez, sin embargo, fue diferente porque efectivamente nunca abordé el vuelo. Según la aerolínea, otra vez fungiendo como autoridad migratoria del país de destino, era obligatorio mostrar el transporte de salida de Indonesia, cosa que por supuesto, no tenía. Lo más sorprendente de este caso es que empleados de la propia aerolínea me sugirieron comprar un vuelo de Bali a Yakarta como prueba de que abandonaría el país (cuando, hasta donde estoy enterado, es la capital de Indonesia!).

En fin, esa jornada transcurrió básicamente en el aeropuerto, hasta que Gaby decidió comprarse otro vuelo para viajar ese mismo día y yo aproveché la confusión para regresar a KL a las carreras de MotoGP.

Indeciso aún entre quedarme en Singapur para conocer su vida nocturna o irme a KL para no tener que pasar por el viacrucis de la búsqueda de un hostal cargando 35 kg de equipaje, decidí encaminarme hacia la estación de ferrocarriles situada en el paso migratorio en la frontera con Malasia, denominada también “checkpoint”. Tras un trayecto en autobús - tren elevado – autobús de aproximadamente hora y media, llegué a la oficina de trenes para comprar mi boleto en el tren nocturno, ya convencido de que lo más conveniente era irme esa misma noche y así ahorrarme una noche de hotel y las penurias de vagar por la ciudad; no obstante, una vez comprado el boleto, cambié de parecer porque ya estaba ahí y bien valdría la pena gastarse unas cuantas decenas de dólares singapurenses con tal de conocer un poco más la ciudad, así que pospuse partida para la noche siguiente y emprendí el trayecto hacia “Little India”, que según las guías que me habían prestado, ofrecía varios lugares donde hospedarse a precios relativamente razonables (para ser Singapur).

Para cuando encontré hostal estaba tan cansado que no pude salir, pero a cambio me quedé departiendo con gente que conocí ahí. Al otro día fui a ver lo que me faltó de Singapur. Tras varias horas de intensa caminata y unas cuantas fotografías, estaba listo para regresar a KL en el tren de las 11: 30 pm a la Moto GP.

Las carreras de moto GP en KL se realizan en el circuito de Sepang, que se encuentra como a una hora en autobús de la ciudad. A pesar del cansancio físico por tantas horas de viaje en tren nocturno y sin hostal donde quedarme aún, sentí emoción al llegar al circuito el día de la clasificación. Desafortunadamente me tocaría ver una carrera muy corta al otro día.

El domingo 23 de octubre llegué sin prisa al circuito, considerando sólo ver la categoría de MotoGP, sin interesarme especialmente las categorías más pequeñas. Afortunadamente estuve ahí para ver la final de la categoría de moto 2. Unas horas después, la carrera de la categoría mayor sería cancelada tras el fatal accidente sufrido por el piloto italiano Marco Simoncelli en la segunda vuelta.

Cuando lo vi, desde la distancia, no me pareció que hubiera sido tan grave. Uno ve accidentes todo el tiempo en este tipo de deportes. Unos 20 minutos más tarde anunciaron que la carrera había sido suspendida, sin explicar mucho más, pero una media hora después en la pantalla de televisión de los organizadores, anunciarían la muerte del piloto de 24 años.

Salí de ahí con sentimientos encontrados, pero contento de estar vivo, así que ese día decidí vivir la vida, aunque fuera sólo por ese día. Es así que conocí a Hafiz, Marlies, Daniela y Ondy, con quienes pasé una noche de juerga en KL muy divertida. Pero fue mi siguiente parada la que me cautivó: Indonesia.

Llegando al aeropuerto de Denpasar, en la fila para sacar las visas a la llegada, conocí a Jerónimo y a Félix, el huevón quien a la postre se convertiría en uno de mis mejores amigos de este viaje.

Pasamos 3 noches en Kuta, saliendo cada noche a la fiesta y el desmadre, conocimos gente, ligamos, bebimos y nos reímos, después yo me fui a Ubud para reencontrarme con Gaby y ellos siguieron su camino.

Fue este pueblo y Gili Trawangan, a donde viajé después, los lugares que me hicieron enamorarme de Indonesia. Aunque con varias semanas de retraso, porque ahora me encuentro en el norte de Tailandia, en una ciudad llamada Chiang Mai,en la próxima entrada les contaré más a detalle mi pasión por aquel país.

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