lunes, 10 de junio de 2013

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

Sí, ya sé que no soy precisamente el blogger más disciplinado del mundo y que he abandonado a mis fieles seguidores, pero sobretodo, a mí mismo, pues esta es también una forma de contarme a mí una historia que no quiero distorsionar con el tiempo, de confiarla a mi memoria. Así que, obviando muchos detalles y dejando fuera muchos sitios y experiencias, en esta entrada trataré de sumarizar los útimos 8 meses de mi viaje y la experiencia de volver, que me parece que requiere un espacio considerable, así que me ocupará parte de esta y la siguiente entrada.

La última entrada de este blog, en abril de 2011 fué mi evaluación tras un año de camino. Para ese entonces, creía que el final estaba cerca...qué equivocado estaba!




Para entonces me encontraba en Camboya y aún me faltaba volver a Tailandia una vez más. Fue en ese lugar, Tailandia, en donde me planteé una pregunta decisiva: quedarme a buscar trabajo allá o seguir y hacer aquéllo que había dejado pendiente. Al final, considerando la evaluación que había dejado plasmada en la entrada anterior de este blog, decidí volver a la India.

El shock fué brutal! Aterricé en Calcuta, uno de los lugares más pobres que he visitado en mi vida y, habiendo restado importancia a todas aquéllas cosas que no me gustaron de India la primera vez que estuve en ese país, la realidad me golpeó en la cara con toda su fuerza. Sólo salir del aeropuerto, sentir el calor abrazador, la humedad, los olores mezclados, ver gente por todas partes, el desorden, el ruido, la pobreza y la insalubridad, provocaban un sólo deseo a todo mi ser: volver a entrar al aeropuerto y volar de vuelta a Bangkok.

Creo que fueron dos cosas las que me detuvieron: la imposibilidad práctica de llevar a cabo mi plan de escape, puesto que hubiera sido necesario ir al Consulado Tailandés en India y esperar unos 3 días a que me otorgaran una nueva visa; y la voluntad de hacer lo que había ido hacer.

No obstante la anterior, fue inevitable para mí debatir internamente la utilidad de volver a India y la sabiduría de mi decisión. La pasé mal. Pero el universo o la vida tienen una forma de funcionar que a veces uno no sabe si es casualidad o está todo planeado. No alcancé a pasar demasiado tiempo molesto y triste, cuando resignado, al salir a caminar por la calle forzándome a cambiar de actitud, escuché que alguien gritaba mi nombre. No lo podía creer! Estaba en Calculta, en un lugar donde creía no conocer a nadie, y justo ahí vi las caras más familiares de todo el viaje hasta entonces. Eran Caroline y Theresa, un par de chicas alemanas que había conocido haciendo un tour de medio día en Ko Phi Phi, Tailandia, aproximademente un mes y medio atrás.

Este encuentro cambió mi panorama y me puso en el camino a otros encuentros que aligeraron significativamente la carga. Aún así, tras 8 meses de estar dando vueltas por Asia, necesitaba llegar a "casa", así que tomé un tren hacia Delhi.

Todo de ahí en adelante fue cuesta arriba. Conocí más gente maravillosa, tuve la oportunidad de asistir a un par de talleres impartidos por el Dalai Lama, de presenciar paisajes inimaginables y de vivir más aventuras emocionantes, incluido un choque en moto en los himalayas que pensé que me costaría la vida.

No obstante, como dije antes, yo había vuelto a la India por un asunto que tenía pendiente: meditar  propiamente y hacer yoga en el país donde nació esta filosofía. Así que me apunté a un curso en un Ashram en la norteña ciudad de Rishikesh y me fui lleno de expectativas a "encontrar la luz".

La experiencia fue grandiosa. Un curso de una semana en que no se hacía más que yoga, meditación, ejercicios de respiración en un ambiente de silencio y tranquilidad absolutas (al menos externamente) y buena comida vegetariana. Sin embargo fue ese ruido interno, en forma de expectativas el que causó una gran decepción.

Fue muy difícil para mí lidiar con el hecho de que las cosas no habían salido como yo esperaba y me tomó un buen tiempo entender y aceptar. Creo que así es India en general. Un lugar que no funciona como uno espera y muchas veces ni entiende, pero que si aprendes a aceptar, puedes ver más allá y te enamoras de él. Por eso siempre digo que India es una gran lección en sí misma. Es un país que te enfrenta con tus mayores miedos y pone a prueba tus límites de tolerancia, pero que detrás de todo eso esconde corazones puros y una belleza infinita que te enseña un montón sobre tí mismo.

Así que habiendo logrado aprender a ver más allá, pasé 6 meses en ese maravilloso lugar hasta que la visa se venció y llegó el momento de decir "hasta luego".

Era 8 de octubre y recuerdo estar sentado en el aeropuerto de Delhi reflexionando sobre todas las cosas que me había dado mi estancia en la India, todo lo que significaba para mí y, sobre todo, todo lo que este viaje, cuyo final se acercaba, había aportado a mi vida y me había enseñado. No pude evitar sentir un enorme vacío en el corazón. Entonces abordé mi vuelo hacia Madrid.





3 comentarios:

  1. Q barbaroooo!!! Me encanto!!!!
    Martha R

    ResponderBorrar
  2. Muy bueno Rodrigo que padre experiencia

    Martini R

    ResponderBorrar
  3. Escribir tu propio libro, podría ser más liberador para ti y seguro de ayuda para otros..

    ResponderBorrar